Claro que las ideas de algunos hombres ilustrados siempre contaron y cuentan, ayer y hoy, con adhesiones y complacencias algo más banales pero que sin duda revelan su arraigo profundo en la sociedad portuaria.
Mariquita Sánchez de Thompson es una celebridad y una notable personalidad de nuestra historia. Gracias al post de Laura recordé haber leído sus memorias como testigo presencial de las Invasiones Inglesas. Intentando hacerle una segunda voz a nuestra colega, acá van un par de párrafos de una obra que tengo a mano en la biblioteca:
"El capitán inglés Alejandro Gillespie, en su libro publicado en Londres en 1818, describe sus recuerdos de la toma de Buenos Aires en 1806 con estas palabras: 'El 27 de junio, bajo copioso aguacero, desfilamos por la calle de la Residencia mil seiscientos cuarenta y un hombres, diez y seis caballos, dos obuses y seis piezas de artillería livianas, formando a la cabeza el regimiento escocés de infantería ligera Nº 71, cuyas vistosas gaitas ejecutaban animadas marchas... Los balcones de las casas estaban alineados con el bello sexo, que daba la bienvenida con sonrisas y no parecía de ninguna manera disgustado por el cambio...'"Historia Argentina - Tomo 2, supervisión y dirección Prof. Vicente Gesualdo, Ediciones Océano, Buenos Aires, 1984, p. 220.
"Mariquita Sánchez de Thompson y Mendeville (1786-1868), que entonces tenía veinte años, presenció desde el balcón de su casa, junto con otras jóvenes, la entrada de los ingleses, y así lo relata en sus recuerdos: 'Entraba por la Plaza el Regimiento 71 escocés al mando del coronel Pack; las más lindas tropas que se podían ver, el uniforme más poético: botines de cintas punzó cruzadas, una parte de las piernas desnudas, una pollerita corta, unas gorras de una tercia de alto adornadas con plumas negras y una cinta escocesa que formaba el cintillo; un chal escocés como banda sobre una casaquita corta punzó'."
"La sociedad distinguida de Buenos Aires recibió muy bien a los oficiales ingleses en sus hogares, de acuerdo al relato del citado Gillespie: 'Era invierno cuando nos adueñamos de Buenos Aires, durante esa estación se daban tertulias o bailes todas las noches en una u otra casa. Los valses estaban en boga y la música era de piano acompañado por guitarra, que todos tocaban'."
No me costó mucho imaginarme una eventual tapa de una Gente o una Caras de esa época: "La fiesta loca del Regimiento '71", "Las top de la sociedad porteña bailaron hasta la madrugada con los rubios oficiales", etc. O pensar en el coronel Pack y el general Beresford almorzando con Mirtha o yendo a lo de Susana o lo de Tinelli.
Dejando eso de lado, vayamos a la mirada de Mariquita sobre la contracara del episodio, la tropa pobre e improvisada que venció y expulsó dos veces a los enviados de la Rubia Albión:
“Permite una digresión -escribe al recordar las invasiones inglesas– (...). Las milicias de Buenos Aires: es preciso confesar que nuestra gente del campo no es linda, es fuerte y robusta, pero negra. Las cabezas como un redondel, sucios; unos con chaqueta, otros sin ellas; unos sombreritos chiquitos encima de un pañuelo atado en la cabeza. Cada uno de un color, unos amarillos, otros punzó; todos rotos, en caballos sucios, mal cuidados; todo lo más miserable y más feo. Las armas sucias, imposible dar ahora una idea de estas tropas. Al ver aquel día tremendo, dije a una persona de mi intimidad: si no se asustan los ingleses de ver esto, no hay esperanza.”
Quizás esto ayude a que se haga la luz en ciertas mentalidades de la actualidad: los feos, sucios y malos tienen una larga presencia en nuestra historia. No los inventó el peronismo.
P.S.: Acabo de descubrir que Pacho O'Donnell cita y compara los mismos párrafos de Mariquita en la página 51 de su libro Historias Argentinas. Mis disculpas a Pacho, esto me pasa por no leer sus libros...